jueves, 30 de diciembre de 2010

Gozamos en Gozo...

Creo que tuve un pasado corsario. Estoy seguro, de hecho.En una vida pasada surqué mares y sentí ondear sobre mi cabeza la bandera con las tibias cruzadas. Lo he sabido desde siempre. Desde que era pequeñito y no podía dejar de ver pelis en las que Errol Flyn manejaba su espada dejando claro que los piratas eran los buenos, nunca el gobernador de aquellas lejanas islas.


Malta, desde el mar Mediterráneo...

Hoy he sentido renacer dentro de mi ese gusanillo. Cual pirata de agua dulce, es cierto. En una travesía de juguete entre Sliema y las islas de Gozo y Comino. Apenas dos horas de navegación de cabotaje, a tiro de piedra de la costa, pero en la que he gozado como si nos aprestáramos a asediar cualquier puerto del Mediterráneo o del Caribe.


La bahía de Xlendi, en Gozo...

La visita nos llevó primero a Gozo, la isla hermana de Malta, mucho más rural pero igualmente entrañable. Desde su bahía de Xlendi hasta la ciudadela de Victoria, su capital, volvemos a encontrarnos con los lugares comunes que nos asaltan desde que llegamos a este paraíso. Hoy disfrutamos de una rápida comida en una Pastizzeria, por apenas 3 euros para dos personas, mientras íbamos recorriendo un territorio menos poblado, más verde, más tranquilo.


Victoria, capital de Gozo...

Aunque la tranquilidad absoluta la vivimos al llegar a la isla de Comino, la diminuta porción de tierra rodeada de mar que conformó la Blue Lagoon y las Cuevas de Santa Marija. La laguna de color esmeralda que vemos en infinidad de películas y las cuevas de colores increíbles habitadas, eso sí, por aterradores bancos de medusas que parecen esperar que una presa caiga en sus garras.

 

Blue Lagoon... sin más...

Navegamos de vuelta, sintiéndonos cada vez más corsarios montados en nuestro pequeño barco, lanzando miradas aviesas a compatriotas no deseados y volvimos a nuestro puerto para empinar tragos sin fin al calor de la carne dulce de un caballo asado para la ocasión.Esta noche dormimos en sábanas blancas, pero quién sabe, tal vez mañana nos hagamos de nuevo a la mar...


Cuevas de Comino... el refugio del Corsario...

miércoles, 29 de diciembre de 2010

La Valletta...

Esta mañana teníamos como objetivo visitar la capital de Malta, La Valletta. La ciudad monumental por excelencia, en la que palacios y construcciones monumentales se mezclan sin que parezca haber final.

Tras un breve pero divertido viaje en el autobús 62 (desde Sliema), entramos en La Valletta por la puerta de la ciudad para sumergirnos entre cientos de personas fascinadas por esta ciudad que nos recuerda batallas, pasados gloriosos, una Edad Moderna esplendorosa y de la que no puedes escapar desde el momento que te hechiza nada más entrar en ella.


La foto típica que jamás hace honor a la realidad observada in situ...

Callejeamos sin rumbo hasta llegar al Fuerte de San Elmo, descubrimos rincones fantásticos en cada una de sus esquinas, comprendimos que el pasado inglés sigue presente en la isla, por educación, por idioma y hasta por mobiliario urbano.


Cabina telefónica muy... british, yeah!

La Valletta se disfruta sin prisas. Escapando de las calles más transitadas por turistas que apenas llegan a salir de la línea marcada desde Republic Street hasta St. Lucia´s Street, donde se sitúa la imponente concatedral. Pocos son los que continúan hasta San Elmo, hoy ocupado por la Academia de la Policía, y que aprovechan a callejear por Mediterranean Street y las calles adyacentes. Por ahí nos perdimos hasta volver a atravesar la pequeña península y volver a Sliema en barco, navegando, de la única manera que uno puede llegar a concebir a este pueblo de estirpe marinera.


Republic Street, el eje de La Valletta...

Si la mañana nos dejó La Valletta en todo su explendor, la tarde nos llevó de nuevo a recorrer a fondo Sliema y a seguir disfrutando de San Julian y su fiesta sin fin. Con posibilidades para todos los gustos y los bolsillos, rodeados de gente afable y con un clima que nos obliga a mirar asombrados una y otra vez al calendario para cerciorarnos de que realmente estamos a punto de terminar el mes de diciembre.


El ferry que cruza desde La Valletta a Sliema...

Mañana embarcamos hacia la isla hermana, Gozo y su complemento perfecto, Comino, ilusionados y felices. Cuantos más minutos pasamos aquí, más nos damos cuenta de que este es nuestro sitio...

martes, 28 de diciembre de 2010

Por fin, en Malta....

Tras muchos meses soñando con este momento, por fin llegó: ya estamos en Malta.

Muchos son los sentimientos que se mezclan para explicar todas las sensaciones de las últimas horas. Pero si tuviera que definir brevemente lo que estamos sintiendo desde que hemos aterrizado, sería la siguiente frase: "Estamos en casa".

Pero empecemos por el comienzo. A las cinco de la madrugada comenzaba nuestro periplo para llegar a esta isla maravillosa. Y es que el primer vuelo de Ryanair sale a una hora en la que las calles no están puestas: las 6:30 de la madrugada. De la T-1, como averiguamos tras buscar por Internet y revisar la página de AENA, ya que Ryanair no informa de la terminal de embarque en sus billetes.

Una sola maleta, con un máximo de 10 kilos dentro. Imposibilidad de llevar nada en las manos, al menos en teoría (aviso para futuros viajeros). Y largas colas para embarcar, tan extensas que al final embarcamos demasiado tarde y tuvimos que llevar las maletas en los pies en el autobús volante que Michael O'Leary pone a disposición de sus clientes.

En poco más de dos horas aterrizamos en el diminuto aeropuerto de Malta. Puntuales y deseosos de lanzarnos a por el primer autobús del día, el nº 8 que nos ha llevado a La Valetta. 47 céntimos el viaje, en un precioso y vetusto transporte que cumple punto por punto todo lo que habíamos oído sobre los autobuses malteses. Y por delante de nuestros ojos las primeras ciudades maltesas. Una tras otra cambiando de nombre aun con la sensación de que fuera la misma, si bien con su personalidad definida en cada uno de sus rincones atisbados desde el traqueteante transporte.


Despertarte frente a esto es sentirte vivo...

Malta es Mediterráneo. Esa obviedad ha de ser tenida en cuenta para entender una sensación permanente de "deja-vu". Has estado aquí una y mil veces puesto que la esencia de sus calles y sus gentes es la tuya. Tanto que cuando cambias de autobús en La Valetta podrías estar haciéndolo en cualquier capital de provincias de España. Si, es verdad que de una España ya inexistente. Tal vez de la España de los años setenta, en la que todo era más fácil, más cercano ...

La llegada a nuestro hotel, el Preluna, en Sliema, nos enfrenta a la realidad de un hotel excelentemente situado. En primera línea de costa, con unas vista espectaculares y con conexión wifi en todas las áreas (algo que como hemos podido observar a lo largo del día es generalizado en Sliema y St. Julian). Tras realizar el "checking", el primer paseo por esta isla que ya nos ha echo su guiño mortal. hasta Balluta Bay y primera cerveza gozando del azul intenso de un Mediterráneo seductor hasta la última de sus espumas.


Bar Celona Uno de las decenas de bares de Paceville

Platos malteses para comer (conejo) y para cenar (lampuki). Vinos malteses antes de la siesta y para acabar el día. Paseos por St. Julian y Paceville en una noche temprana con temperatura primaveral y Billie Hollyday en el imprescindible BJ´s. Y el olor de un nuevo hogar que parece que siempre hubiera estado ahí para acogernos. Esta aventura acaba de empezar y nos embarcamos en ella sabedores de que su final incierto no deja de ser excitante en cada uno de los segundos que vamos descubriendo...

sábado, 25 de diciembre de 2010

Cuenta atrás...

El año toca a su fin y este blog vuelve a animarse. Y es que en las próximas semanas podré hacer oficial algo que parece que se confirma y que tiene mucho que ver con el título del blog.

Por lo pronto, la próxima semana este será el espacio donde se sitúe el diario de viaje a Malta, pieza clave y ventana mágica de lo que se atisba en el horizonte...


Seguiremos informando, pero a partir del martes... MALTA, Here We Go!